CASA DE LOS VILLA NUEVA
casa de los villanueva
Habitaciones altas apuntaladas con palos y alambres. Un fuerte olor a abandono y un gran hall que comunica a un patio donde sólo hay escombros. En medio de la nube de polvo, un objeto brilla en un rincón. Ningún intruso podría imaginar que en este escenario de paredes de adobe y pintura resquebrajada, aquella pieza es el marco de un dressoir vienés tallado y labrado en oro que data de las primeras décadas de 1800. Menos aún sospecharía que el cristal que sostenía este marco, una mañana de 1816 reflejó el rostro recién amanecido de un grande: el General José de San Martín.
Cuando entre estas paredes y jardines de la Casa de los Villanueva, en Tunuyán, se respiraba vida, el Libertador imaginó su gesta, pensó en negociaciones con los indios y compartió momentos entre amigos. Ahora, este edificio, declarado Patrimonio Histórico del departamento, en 1989, y de Interés Cultural para la Provincia, en 1993, está a punto de derrumbarse por completo.
El actual propietario heredó el inmueble hace unos años y pidió treinta mil pesos a cambio del edificio y el mobiliario. Cansado de la espera y de tener que pagar altos impuestos de una casa que ya se viene abajo, el año pasado comenzó a rematar algunos muebles antiguos, y por los restantes pide 15 mil pesos.
Pese al gran interés que despierta su valor histórico, carencias presupuestarias y cuestiones burocráticas, además de la falta de un trabajo conjunto entre la Comuna y la Provincia, han contribuido al estado actual de la casa (ver recuadro), que hoy tiene la mitad de su estructura derrumbada.
Presenciar la historia
El placer de estar en sitios donde caminaron, durmieron o rieron nuestros próceres es lo que le inscribe un sabor especial a los museos. Por eso, al recorrer los jardines de viejos robles, curiosear por las doce habitaciones que aún se mantienen en pie o al sentarse en un sillón inglés de cuero labrado estilo Chesterfield de 1850, es inevitable imaginar qué haría San Martín en estos espacios.
“Yo partiré mañana a la tarde a dormir en el Luján, debiendo estar en El Totoral pasado mañana”, escribió San Martín a un general de fronteras en 1816, cuando se dirigía hacia el Fuerte de San Carlos. La estancia El Totoral pertenecía a los Delgado, era de 6.300 hectáreas y su casco es lo que hoy se conoce como la Casa de los Villanueva.
San Martín tenía un hospedaje seguro allí porque los ideales políticos lo habían unido en amistad con Juan Francisco Delgado. Además, su mujer María Josefa era madrina de Merceditas. No se conoce a ciencia cierta quién construyó la casa, pero todo indica que fue la familia Delgado, cerca de 1780.
Se conocen dos pasos argumentados del Libertador por la casa, pero los historiadores creen que se quedó allí unas cinco veces. La última cuando volvía de la entrevista con Bolívar en Guayaquil y regresó al país por el Paso del Portillo.
Pero este sitio también tiene un fuerte valor en la historia de Tunuyán, porque allí vivió la estirpe Villanueva, familia de don Elías Villanueva -dos veces gobernador de la provincia-, quien junto a su tío Benigno donó las tierras en las que hoy se basa el centro de la ciudad departamental.
El ejercicio del olvido
Hoy, el edificio se mantiene cerrado y ha permanecido así por 15 años, desde que las antiguas dueñas -las hermanas Villanueva- se mudaron a la Ciudad. Sobre la calle Melchor Villanueva, a metros de la entrada de Tunuyán, se pueden ver las galerías repletas de elementos de campo y fardos.
Guardados bajo llave en salas y depósitos de la estancia de campo, están los muebles que sobrevivieron a los continuos saqueos cuando las puertas no tenían candado. La mayoría son de mitad de siglo XVIII, entre los que hay una cuna de caños, un juego de sillas y sillones Chesterfield, dos cuadros y una mesa de cedro inglés.
Según Guillermina Villanueva, la última que habitó la casa y hoy tiene más de 90 años, cuando ellas negociaron la propiedad acordaron de palabra con el comprador, el alemán Alberto Cehel, que la casa sería donada a la Municipalidad si se proyectaba un museo en el lugar.
Cehel siempre mantuvo la postura, pero solicitó que le hicieran un galpón a cambio de la entrega. El traspaso nunca se concretó y hoy su sobrino Rodolfo Moscuen -actual propietario- pide 30 mil pesos por el inmueble, incluido el mobiliario. Lo cierto que, de seguir así, el edificio se caerá de un día para otro y además el propietario tiene que pagar altos impuestos para mantenerlo.
El actual estado de deterioro hace dudar sobre la posibilidad de su restauración. Tampoco se sabe cuál sería el costo preciso que implicaría realizarla. Por ahora ha sido incluida como uno de los hitos más importante en el circuito de las rutas sanmartinianas.
Jorge Pereyra, un investigador del Valle de Uco, dijo que es necesario un buen proyecto para salvar la casa. Otro de los factores a tener en cuenta es que la casa está en un lugar relativamente lejos del centro. “No podemos hacer un museo para después tenerlo de adorno”, agregó Jorge.
Mientras, el silencio y abandono de la casa imita con su imagen de olvido la de otros hitos sanmartinianos de la provincia.
La casa de los Villanueva fue declarado patrimonio Nacional, un lugar donde se respira la historia y nuestra imaginación vuela a otrora. En este lugar se entrevistó al encargado del lugar el Sr. MIGUEL HUGO ASTORGA: que comentó sobre la casa que tiene más de doscientos años, el general San Martín descansó en esta tres días para luego continuar con el viaje a San Carlos (manzano histórico), la cual hasta el momento no fue cuidada por el municipio, se encuentra en un estado deplorable (se esta derrumbando), el Gobierno no a brindado el apoyo al propietario del lugar para mantenerla en buenas condiciones. La Municipalidad se tendría que haber hecho cargo de este lugar y hasta el momento no tiene ningún interés en hacerlo, la idea de la municipalidad era la de hacer un museo viviente pero falta la voluntad para hacerlo antes de que se derrumbe, SE LE PREGUNTA: si el municipio se encuentra enterado de las condiciones en la que se encuentra este lugar, RESPONDE: Que sí que están informados en forma permanente, como así en el Gobierno de Ricardo Pont y en el anterior de Silvano también hubieron tratativas, el anterior dueño del lugar Don Alberto Cejer (Fallecido) les había pedido que le construyeran un tinglado en su propiedad para sacar algunas cosas de la casa que no pertenecían a la historia y les cedía tres mil metros de terreno, la casa y los muebles antiguos, lo que no concretaron quedando todo truncado, los muebles de antigüedad fueron vendidos previo haber informado al intendente de ese momento Ricardo Pont dado que había que pagar unos impuestos y no se contaba con recursos, algunos de esos muebles fueron comprados por Galigniana y otras personas que no se recuerda y por último nos comenta que en el lugar sobre el costado este de la casa se encuentra un ROBLE CON MÁS DE DOSCIENTOS AÑOS DE VIDA, mide una altura de cincuenta metros y se necesita más de cuatro personas para abrazarlo. Se realiza una recorrida por la casa , comenzamos por la galería la cual tiene frente al Norte se comienza a recorrer de Este a Oeste, la casa consta de seis habitaciones y una cocina, es construida de Adobes posiblemente del 52, puestos de cabeza, techo de cañas en la segunda habitación habría descansado tres noches el General don José de San Martín, después ingresamos por una galería cerrada la que tiene acceso de Norte a Sur allí ingresamos a otra habitación piso de madera revocada con barro techo muy alto, podemos observar un sillón colonial, un placard, una cómoda, tres sillones estilo amaca de hierro, libros de anotaciones de negocios firmados por César Villanueva algunos constan de 1906-1968, cabeceras de camas de bronce. Por el peligro de derrumbe no se puede apreciar las otras dependencias algunas se han caído. El Valle de Uco no debería perder este patrimonio.
H. MONTIEL