LO ULTIMO DE NUESTRA FLORA Y FAUNA
LO ÚLTIMO DE NUESTRA FLORA Y FAUNA.

hace muchos años, era muy fácil conocer la a fauna autóctona de la provincia. Cerca de los cultivos se encontraban algarrobos, chañares, piquillines, jarillas, zampas, y como sabemos los hombres en la antigüedad utilizaban lo necesario para alimentarse o construir viviendas.
Lo mismo ocurría con los choiques, guanacos, martinetas, liebres, quirquinchos, pumas, zorros etc. Solo se mataba para alimentarse de su carne o para utilizar el cuero para abrigo, chozas, para realizar armas como arcos, boleadoras, hondas. Obviamente que la población fue creciendo y el hombre fui ocupando las tierras, la vegetación autóctona fue remplazada por viviendas, caminos fabricas, que comenzaron a contaminar aunque hubo un gran progreso, pero fueron desapareciendo los animales se los cazaba para comer o simplemente por diversión, comercializar su carne y cuero, en la actualidad sigue ocurriendo los mismo los seres humanos están exterminando lo poco que queda de nuestra fauna. Como así existe una gran contaminación que está destruyendo nuestro planeta: la quema de gomas, leña, plásticos, por nombrar algunos.
Hay leyes que protegen a la fauna autóctona, dado al grave problema que existe sobre extinción de la flora y de animales, pero el hombre es el único depredador que existe sobre la tierra y no toma conciencia de esta situación, se está prohibido la caza, la pesca contaminar las aguas y el ambiente.
Es lamentable que no cuidemos nuestra casa, la estamos destruyendo y lo lamentable que no vamos a poder construir otra.
Comparto una nota de diario Los Andes del 01 de octubre de 2001.
H. Montiel.
Intentan recuperar bosques de algarrobos talados y quemados
Los ganaderos se asociaron para reimplantar unas 1.000 ha de este valioso árbol, sobreexplotado desde 1905.
tesoro vegetal. En estado salvaje, un algarrobo demora 40 años en alcanzar la madurez.
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Mario Rudyk los andes
Unos 20 productores ganaderos de General Alvear han comenzado a recuperar gran parte de sus bosques nativos a través de un programa de forestación, que incluye la reimplantación de algarrobos en zonas degradadas -por sobreexplotación o por incendios- del campo.
Se sembrarán cerca de 1.000 hectáreas, lo que les demandará a los propietarios una inversión en plantas de 120 pesos por hectáreas. Cinco ganaderos ya están en plena producción, mientras que otros 15 recién comienzan.
La iniciativa surgió después de que se incluyera a esta especie nativa dentro de los alcances de la ley nacional 25.080 de inversiones para bosques cultivados, que contempla reintegrar a manera de subsidios a los proyectos que apunten a fomentar la implantación de nuevos recursos forestales.
Pero no todo es tan perfecto como parece. Es que llegó el ajuste y los muchos productores que llevaron adelante sus proyectos con fondos propios, se encontraron con la sorpresa de que los reintegros están muy atrasados y además se harán efectivos en cuotas, sin determinar la cantidad de las mismas ni sus montos.
Reintegros atrasados
“Estábamos muy contentos porque por primera vez las autoridades le daban importancia a la recuperación de nuestros bosques nativos; invertimos mucho dinero en implantar algarrobos pensando en los subsidios, pero ahora con el ajuste no sabemos si vamos a recuperar la inversión”, explicó Alejandro Molero, un ganadero que ya plantó en su propiedad 100 hectáreas con barbechos de esta noble especie.
“Recién están saliendo órdenes de pago correspondientes a proyectos presentados en 1999”, puntualizó Nélida Di Césare de Aldeco, la subsecretaría de Promoción e Inversiones, quien tiene a cargo la evaluación de los proyectos. La funcionaria se explayó acerca de los inconvenientes que encontró la operatoria tras el ajuste nacional: “El último pago ha sido fraccionado, pero eso no quiere decir que se han suspendido. El retraso se debe al ajuste que estamos sufriendo”.
Con el paso del tiempo, amplios sectores de la zona de secano departamental se fueron quedando sin los preciados algarrobales, imprescindibles para ofrecer al ganado la sombra que necesita y muy importantes para la recuperación de pasturas naturales.
La historia comenzó en 1905 con la llegada del ferrocarril. Entre ese año y 1935 se produjo una desmesurada extracción de madera con fines ferroviarios, que sólo en el ramal Monte Coman-Pichiciego arrojó la friolera de 491.000 toneladas de algarrobos arrancados de la tierra. El drama de la desertificación se acentuó en los últimos 20 años con la tala desmedida, el sobrepastoreo y los incendios, que en su última temporada quemaron en la zona de Corral de Lorca bosques de algarrobos de más de 100 años de antigüedad.
La idea de esta iniciativa de los ganaderos es ir paulatinamente recuperando este patrimonio natural del departamento. Aunque para esto pasará mucho tiempo.
Un algarrobo recién plantado demora alrededor de 40 años en adquirir un tamaño considerable, aunque esta edad se reduce sensiblemente si a la planta se le realizan raleos y podas, lo que permite obtener un árbol frondoso y firme en unos 15 años. Luego de ese período, se podrán volver a tener en los campos alvearenses las grandes extensiones pobladas con estas típicas especies forestales. Harán más criollo el paisaje y traerán significativos beneficios: sombra para los animales, generación de pasto, recuperación de pasturas degradadas y una interesante posibilidad económica con la venta de la muy de moda madera de algarrobo.
R. H. Montiel