DOMINGO BOMBAL



DOMINGO BOMBAL


La familia Bombal es de origen francés. El primero que llegó a estas tierras fue don Jeanne Bombal, nacido en Limoges, Francia, y alrededor de 1780 se instaló en la ciudad de Mendoza. Uno de sus nietos, don Domingo Bombal, compró el 26 de abril de 1866, a don Saturnino Reynals, una gran extensión de tierras: 10.000 hectáreas que éste había recibido por herencia y llegaban hasta Chile. Pagó por ellas $3.000.

En esas tierras había ya una construcción, la casona de la estancia, era muy rústica y fortificada y había sido construida en 1830 como estancia de frontera.

Don Domingo Bombal había nacido en Mendoza en 1824, fue gobernador de la provincia 11 veces, siempre interino. Era un hombre muy conciliador y se llevaba bien con los distintos grupos políticos, por eso lo designaron tantas veces en el cargo de gobernador interino. 

Contrajo matrimonio en 1849 con doña Nemesia Videla y tuvieron 7 hijos, cuatro niñas y tres varones. Durante el terremoto de 1861, en el mes de marzo, su esposa, sus cuatro hijas y una cuñada estaban en misa, en la Basílica de Loreto, y se les cayó encima el templo. Todas murieron y se quedó solo con sus tres hijos varones: Domingo, Jorge e Ignacio.

En 1867 se volvió a casar, con doña Delfina Obredor, con quien tuvo tres hijos: Ricardo, Pedro y Elvira. Falleció en 1897. 

A su muerte heredó las tierras de Cuadro Bombal su hijo Domingo Evaristo Bombal, nacido en 1854. Se casó con una joven inglesa, Susana Hughes, con la que tuvo tres hijas: Susana, Raquel y Rosa.

Formada la familia, se instalaron, a fines del siglo XIX, en la estancia, donde vivieron durante varios años participando en la vida social y económica de San Rafael. Don Bombal hizo trazar en sus tierras dos canales: el Bombal 1 y 2, los que fueron construidos por don Bernardino Izuel, y con ellos pudo regar sus tierras y colocó las barreras de álamos. En un primer momento se dedicó a la ganadería y criaba ganado de excelente calidad.

Desde Mendoza había cuatro postas para poder hacer los cambios de caballo y llegar a la estancia, los “carreros bombalinos” transportaban los productos que se obtenían de los extensos terrenos de la familia, en tropas de 30 o 40 carros. La ganadería fue la actividad más importante del Sur mendocino desde los primeros años, ya que si bien los potreros se cultivaban bajo riego, las tierras fértiles producían hermosas cosechas de alfalfa, obteniendo buen alimento para el ganado.

Se dedicó también a la agricultura, plantó cereales, especialmente trigo, para el sustento diario de la comunidad. La cosecha del trigo comenzaba con la siega, que era el momento en el cual se cortaban las espigas con grandes guadañas. Luego seguía la trilla; en esta etapa las mieses, formando grandes parvas, eran empujadas hacia la era (el espacio destinado para efectuar la trilla) y pisoteada por una yeguada que giraba sin parar con el fin de separar el grano de la paja.

La siguiente etapa era la aventadura. Se echaban los granos al viento (aventar) con grandes horquillas para separarlos de la paja, luego los granos eran embolsados y llevados al molino. Hoy estos trabajos son realizados mecánicamente con grandes maquinarias de las cuales sale el grano embolsado.

El trigo fue muy importante en los primeros tiempos de San Rafael, hasta la llegada del tren, cuando no se pudo competir: un cultivo bajo riego, como era el nuestro, con otro que se cosechaba casi sin trabajar la tierra en la pampa.

Apoyó muchas obras dentro de San Rafael, como la ayuda que prestó donando la madera para la iglesia del Carmen de la villa y también para San Ambrosio, en Colonia Francesa.

Se forma Colonia Bombal

En 1901 don Domingo decidió realizar un loteo en sus tierras para formar la Colonia Bombal y en el semanario Ecos de San Rafael en 1901 sacó un aviso donde promocionaba sus tierras que, decía, estaban legua y media al norte de Colonia Francesa.

Vendía 3.500 hectáreas con espléndido regadío que serían cruzadas por el ferrocarril.

Con el tiempo, y continuando la trayectoria que seguían todos los agricultores de San Rafael, plantó viñedos que adquirieron gran importancia. Luego, detrás de la casa, construyó una bodega y comenzó a fabricar vinos. La publicidad que hacía de sus vinos es que eran los mejores de la provincia.

En 1908 don Domingo falleció de un ataque al corazón. Su esposa, al quedarse sola, decidió regresar a Buenos Aires, donde tenía a sus padres. Se llevó a las niñas y abandonaron la estancia. Los viñedos y la bodega fueron alquilados a don Jesús Rodríguez.

Dos de las hijas con el tiempo contrajeron matrimonio: Susana, la mayor, fue una famosa escritora. Se casó con Mauricio Harilaos en 1928. Este era muy buen constructor y poseía mucho dinero, por lo que se unieron el buen gusto de Susana y el dinero del esposo y regresaron a la estancia para arreglarla, ya que todo estaba abandonado.

El esposo construyó los baños, las chimeneas, los techos, los pisos y una pileta de natación. Los muebles los trajeron, en los viajes que realizaron, desde Europa. 

Cuando terminaron de arreglarla, en 1930, organizaron una gran fiesta a la que asistió el gobernador de Mendoza.


RECOPILA H. MONTIEL
 

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